Hipocondría
Según el manual de diagnostico de los trastornos mentales (DSM-IV) la hipocondría estaría inscripta dentro de los “Trastornos somatomorfos”. Se define como: “preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos, (en donde) la preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas (lo cual) provoca un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo”. El manual aclara que la definición se aplica cuando no se trata de un delirio, y no se limita solo a preocupaciones sobre el aspecto físico. Cabe destacar que no se trata de un estado de simulación, sino que el paciente involucrado presenta una fuerte preocupación. Por lo que se debe tomar seriamente a una persona afectada.
Como entidad clínica, el psicoanálisis la ubica dentro de un posicionamiento estructural al modo de la psicosis, diferenciándose de aquellas posturas que la consideran dentro del esquema fenomenológico al considerarla descriptivamente como uno de las respuestas posibles frente a diversos estímulos.
La psicología clásica la considera como un trastorno prolongado proveniente de estados de ansiedad o depresión. La ansiedad y el miedo implican una preparación para luchar o huir ante aquello que se teme (conducta adaptativa). Para luchar o huir el cuerpo responde (respiración acelerada, corazón taquicárdico etc.) provocando sensaciones que pueden ser atribuidas a la situación que se teme. Cuando esta conducta a sido aprendida suele aparecer incluso ante diversas situaciones, incluso no tan temidas, de esta manera la ansiedad o el miedo son percibidos como una enfermedad, lo que provoca una intensificación del miedo y la ansiedad formándose un círculo vicioso.
Como plan de tratamiento se busca el reaprendizaje del paciente, separándolo de todo aquello que le recuerde sus enfermedades, solicitándole que no acuda ningún médico ni se haga atender por ningún servicio asistencial, que deje de hablar de enfermedades, y que tampoco consulte publicaciones medicas, libros, revistas, etc. De esa manera se persigue romper con el circulo vicioso de ansiedad (miedo que genera miedo), pretendiendo aceptar los miedos sin luchar contra ellos. Se solicita colaboración familiar y de los allegados.
Se trabaja con técnicas de manejo de ansiedad, con el fin de reinterpretar las sensaciones corporales y estimular aquellas que son agradables o neutras. De esta manera el cuerpo deja de ser una fuente de dolor o temor para convertirse en un generador de placer y confianza. Así que se produce un trabajo de desensibilización ante las enfermedades y la muerte ubicando al miedo en términos razonables.
Finalmente se encaran otros aspectos de la vida cotidiana del cliente para que pueda enfrentar con éxito otros problemas para evitar que en el futuro se le desencadenen situaciones de depresión o angustia continuada que le pueden hacer recaer en problemas hipocondríacos.